martes, 28 de septiembre de 2010

¿Hipocrecía y Cucufatería Política?

Hoy me siento una extra - terrestro, no se ya si es sólo por esta insesante lluvia de argumentos que aquel sector de la población limeña que se jacta de "moralista" lanza hora tras hora, en un desesperado intento por convencer (¿A quienes? me pregunto) al otro de que la opción "Susana Villarán" (quizás la menos hipócrita) es la digna de recibir todos los ataques o si es por aquella ingenuidad de esta última, la cual la lleva a declarar, ya sin pensar en los votos que podría perder al declararse abiertamente "liberal".

Lo reconozco, no sé como sentirme. Por un lado, tengo claro lo que no quiero, por otro en cambio, tengo un gran cuestionamiento: Ser bicho raro me importa.... aún cuando en la regularidad de mi vida siempre he nadado contra la corriente.

Tampoco sé entender esa campañita del DILE NO A VILLARÁN, entiendo el pro "who ever" (la tendencia hacia cierto ideal, bueno o malo (según tú criterio) es eso, una opción, no hay que entenderlo, no hay ciencia oculta) pero: ¿Por qué fijarse sólo en aquello que consideras servirá para traer abajo una campaña que ha ido subiendo como la espuma, sin necesidad de pisotear al otro? ¿Por qué no concentrarse en las ventajas de tu opción?

No faltará por ahí alguno que me diga que estoy apoyando a una hippie, pro drogas y asesina (Ya circulan sus declaraciones acerca de su posición a favor de la despenalización del aborto) Ciertamente tengo mis reparos con esto último, no estoy a favor del aborto, creo en la vida y en el derecho a tenerla, pero no por eso satanizo a aquella mujer que en todo momento se ha mostrado como una verdadera dama, que no tiene por que atacar para avanzar.

Hoy por hoy me convenzo cada vez más que el voto por Susana Villarán está PROHIBIDO para todo aquel limeño tradicional, moralista y cucufato (léase católico (además)), ojo, soy católica (bautizada e incluso confirmada y por propias convicciones y en una adulta edad) aunque más cristiana que otra cosa por que entiendo que mi fe va más allá de convencionalismos no sólo falsos y costosos, si no también incoherentes e hipócritas.

¿Qué hacer?.... Cada uno tomará la decisión moral que le corresponda, por mi lado, mi propia moral me dice: elige la opción menos hipócrita, y eso es lo que pretendo; equivocada o no, es mi opción.

Finalmente, lo que pase el domingo es asunto aún no conocido, probablemente termine el día con una sonrisa cómplice y satisfecha, probablemente me equivoque. Aunque debo de reconocer que mi entorno (en su mayoría derecha tradicional) no representa la mayoría votante de la ciudad.

¿Cómo para tener miedo?