lunes, 18 de junio de 2007

23 de septiembre 07

Siempre he preferido hablar de cosas que pasaron, nunca me atreví a especular ni un poquito acerca del futuro en un pedazo de papel.

Pero ya que estamos aquí, quiero decir que hace mucho tiempo no sentía lo que vengo sintiendo y no puedo asegurar si alguna vez lo sentí. Y es que jamás pensé que llegaría un momento en mi vida, en el que contra todo pronóstico, no pueda hacerme cargo de mis sentimientos. Por que obvio, no puedo o quizás no me atrevo, a definir todo aquello que hoy me está pasando y no sólo por la mente si no también por el corazón.

Quizás llega un momento en nuestras vidas en el que la prudencia nos llama y nos pide ponernos a buen recaudo y es cuando decidimos ¿cómo no? “tomar las cosas con calma”. Y claro, se trata de una Natalia distinta, mayor, con más seguridades que temores y con mucho más ganas de hacer las cosas bien que seguir con esta carga de errores (Afirmo: siempre avisados). Es por eso que esto es algo, más que de ustedes, MIO. Por que quiero que sea para mi sin querer arruinarlo con mi tradicional estilo de inclusión universal al resto del mundo que tiene el gusto o disgusto (¿porqué no? deben existir muchos casos) de conocerme. Y no porque el resto de mi mundo ya no me interese mas, o por que resulta que hoy ya crea que me basto sola y que con lo que siento no necesito de nadie más, y que a su lado mi mundo es más que completo (esas falsedades del amor, del soy todo a tu lado y nada sin ti). Si no, porque llegué a convencerme de una vez por todas, que cada uno de nosotros somos una propia individualidad y que tenemos este derecho y obligación de guardarnos más que algunas pocas cosas para nosotros mismos, y sacarlo al mundo cuando llegue el momento de presentarlo en sociedad.

¿Y entonces que puedo decir de ti?

Por ejemplo puedo decir que en estos momentos me siento como antes jamás había sentido. Tranquila, inalterable, en un equilibrio desconcertante que me saca de mis casillas.

Por ejemplo puedo decir que cada vez que pienso en ti, sonrió como cuando de niña mi madre me decía: ¡Si Natalia, puedes salir! O que ese saborcito rico, delicioso de una cremolada de maracuyá atravesando mi garganta ya sedienta, se compare a esa exquisita sensación, que me saca más de una amplia sonrisa al momento de contestar el teléfono y escuchar tu siempre sonriente: ¡Hola!

Y también puedo decir que de aquí en adelante sólo nos queda esto… seguir contando los días para que ese 23 de septiembre nos visite más que pronto, más que ya, más que hoy… SIEMPRE.



nAT
Junio 07
for you JD (BSKS)

No hay comentarios: