lunes, 18 de junio de 2007

Cuando empezamos a tenerle miedo al amor

Y es que muchos ya lo saben, el miedo al amor aparece SI SEÑORES… aparece… Cuando empezamos a sentir ese temorcito, un poco deseado, un poco detestado a sensibilizarnos frente a ese ser que nos puede llegar a llenar el día de miles de sonrisas… si, exacto.. Cuando nos damos cuenta que inevitablemente estamos frente a ese fantasmita del “enamoramiento”

¡¡¡Dios!!! ¿Por qué me tenía que pasar nuevamente?… pensamiento que nos sucede, que nos ocurre a todos aquellos que bajo nuestra responsabilidad hemos sufrido tontamente por ese mal llamado amor. Por que sí, cuando alguien sufre por amor como bien diría nuestro querido Pedro Suárez-Vertiz “está en el sitio equivocado”, es por eso que lo catalogo como “ese mal llamado amor” por que en primer lugar es un “mal” cuando se sufre y luego por que si a eso llamamos amor, estamos “mal llamándolo”

Y entonces de que carajos estoy hablando…

Pues del amor y de esa sensación que nos pone tontos y vulnerables y, a lo que, así como muchos, yo también le tengo miedo; y no por que así siempre haya sido, si no por que antes ese miedo nunca existió. Y podía (sin temor alguno) volar por los cielos ante un primer indicio de sensación de enamoramiento… en el que podía gritar a los cuatro vientos “me enamoré” (mientras sin quererlo o quizás intencionalmente vas alimentando ese sentimiento de manera real en ti). Comportamiento que como cualquier chica de 15 te lleva a desencuentros, desilusiones y golpes; Que si la madurez temprana te acompaña, te enseñan con una rapidez muy parecida a la de una montaña rusa.

Pero que pasa si esa experiencia la vives ya más grande, y los golpes ya no son como a los 15. Después de los 25 los golpes duelen más y las caídas son de más arriba… dirás ¿pero no se aprende más rápido? ¡SI! Claro que si… pero el tema está en que tú crees que no y luego vas avanzando y notas que las experiencias te van llegando, así como se te van yendo, dejando sensaciones y huellas cada vez menos profundas. Y lo más lindo de todo: Vas descubriendo, que te falta mucho para lograr sentir; eso que todos bien llaman; amor.

Es por eso que ante la inevitable presencia o llegada de esa torpe sensación nos asustamos y decimos ¡¡¡No siento nada!!! Por Dios lo digo… ¡¡¡Yo no estoy enamorada!!! (Que va, si se nota en esos ojos, que ante su presencia se llenan de vida y brillo… ¡Pero NO! ¡Natalia, tú no estás enamorada!! … Muy cómico)

¿Pero por que ese afán en negarlo?

No vayan a creer que es una negación por que no existe ese orgullo de saber que quieres y/o amas a alguien que realmente lo merece y que admiras también… es una negación por ese temor de nuevas sensaciones, quizás más fuertes y descontroladas que todas las que tuvimos con anterioridad. O quizás el saber de esa llegada inminente del “amor” pero del bien llamado amor… de ese que sólo se siente una sola vez (y no quiero debatir con aquellos que piensan que esa es una afirmación equivocada y muy alejada de la realidad actual, moderna y despersonalizada de ese sentimiento que muchos creen erróneamente en vías de extinción)

Y entonces ahora comprendo a Wendy cuando hablándome de Lucho (su esposo en la actualidad) me decía: “Tengo tanto miedo que esto se acabe, que termine y que le pase algo, me acuesto todas las noches orando y llorando por el temor a que algo pueda arruinar nuestra felicidad”. ¡¡¡Por dios!!! Decía en mis adentros: Esto no puede ser real, no puede ser sano sentir tanto miedo… ¡DISFRUTALO! gritaba… pero claro, ¿qué sabia yo hace casi 10 años de este sentimiento? ¡Ni una poca mierda!

Ahora te entiendo querida prima… y es que estos últimos días me acuesto pensando… ¿será real? ¿Y que pasa si sólo es un sueño? ¿Qué pasa si nada de lo dicho es cierto, si de pronto de un día a otro sus sentimientos se acaban? Y ese miedo nos invade y quizás inconscientemente empezamos a sabotearnos esa felicidad con tanta duda e inseguridad…

¡EUREKA! Ahora entienden cuando digo que existe un sano miedo al reconocernos perdidamente enamorados de aquel ser que, ¡sí!, me regala día a día esas ganas insostenibles de sonreír todo el tiempo.

Pero imagínense todo esto sumado a tener al frente a un hombre que es capaz de emocionarse contigo y de decir las cosas más dulces y tiernas sin temor a sonar cursi, que sin importar la edad que ambos tengamos pueda actuar como un chiquilín de secundaria y correr bajo la lluvia para poder verte unos segundos, minutos u horas… y llegar a tomarle fotos a tus fotos para poder llevarte a todos lados en su celular y contar de lo más orgulloso: ¡conocí a esta chica!

¿Estás loca? ¿De que tienes miedo?

De que se acabe… es sólo eso. ¡NO quiero que termine!

nAT
Junio 07

23 de septiembre 07

Siempre he preferido hablar de cosas que pasaron, nunca me atreví a especular ni un poquito acerca del futuro en un pedazo de papel.

Pero ya que estamos aquí, quiero decir que hace mucho tiempo no sentía lo que vengo sintiendo y no puedo asegurar si alguna vez lo sentí. Y es que jamás pensé que llegaría un momento en mi vida, en el que contra todo pronóstico, no pueda hacerme cargo de mis sentimientos. Por que obvio, no puedo o quizás no me atrevo, a definir todo aquello que hoy me está pasando y no sólo por la mente si no también por el corazón.

Quizás llega un momento en nuestras vidas en el que la prudencia nos llama y nos pide ponernos a buen recaudo y es cuando decidimos ¿cómo no? “tomar las cosas con calma”. Y claro, se trata de una Natalia distinta, mayor, con más seguridades que temores y con mucho más ganas de hacer las cosas bien que seguir con esta carga de errores (Afirmo: siempre avisados). Es por eso que esto es algo, más que de ustedes, MIO. Por que quiero que sea para mi sin querer arruinarlo con mi tradicional estilo de inclusión universal al resto del mundo que tiene el gusto o disgusto (¿porqué no? deben existir muchos casos) de conocerme. Y no porque el resto de mi mundo ya no me interese mas, o por que resulta que hoy ya crea que me basto sola y que con lo que siento no necesito de nadie más, y que a su lado mi mundo es más que completo (esas falsedades del amor, del soy todo a tu lado y nada sin ti). Si no, porque llegué a convencerme de una vez por todas, que cada uno de nosotros somos una propia individualidad y que tenemos este derecho y obligación de guardarnos más que algunas pocas cosas para nosotros mismos, y sacarlo al mundo cuando llegue el momento de presentarlo en sociedad.

¿Y entonces que puedo decir de ti?

Por ejemplo puedo decir que en estos momentos me siento como antes jamás había sentido. Tranquila, inalterable, en un equilibrio desconcertante que me saca de mis casillas.

Por ejemplo puedo decir que cada vez que pienso en ti, sonrió como cuando de niña mi madre me decía: ¡Si Natalia, puedes salir! O que ese saborcito rico, delicioso de una cremolada de maracuyá atravesando mi garganta ya sedienta, se compare a esa exquisita sensación, que me saca más de una amplia sonrisa al momento de contestar el teléfono y escuchar tu siempre sonriente: ¡Hola!

Y también puedo decir que de aquí en adelante sólo nos queda esto… seguir contando los días para que ese 23 de septiembre nos visite más que pronto, más que ya, más que hoy… SIEMPRE.



nAT
Junio 07
for you JD (BSKS)