Después de muchos días viviendo una verdadera agonía tengo nuevamente en casa a una de las personas más importantes en mi vida y es que la vida se encarga de ponerte prueba tras prueba para que finalmente tengas la dicha de reconocerte perdidamente enamorada de tu padre, descubriendo cuanto lo amas y cuanto es que no puedo estar sin él.
Hace ya una semana aproximadamente mí madre me despertó con un angustiado ¡NATALIA! Y yo ¡¡¡por la puta madre!!! ¿No puedes despertarme de otra forma? ¿Por qué me levantas así???? (Presintiendo, por supuesto, una mala noticia. Tratando de disimular mi susto con una pregunta de reproche) ¡Tu papá no puede hablar!... ¡¡¡Carajo!!! Sólo necesitó decirlo para que en ese momento salga de la cama a ver que pasaba con él.
Ahí estaba, sentado en la cama tratando de pronunciar palabras comúnmente usadas por él sin éxito alguno. Parecía un bebe tratando de hablar por primera vez. El cuadro era más que triste “angustiante”. Por un lado estaba mi madre sin saber que hacer y por otro, mi padre; desesperándose, por que, obviamente, no podía hablar. Papi, tranquilízate no te agites. Y sólo recibía señas de él tratándome de explicar: ¿que quieres que haga? ¡No puedo hablar!
En cualquier otro caso lo primero a hacer es llevarlo corriendo a emergencia y a su clínica de cabecera, en nuestro caso ¡NO! Debido a algún problema con la renovación de pólizas de una compañía local de seguros; lo que nos dio por resultado la no cobertura de cualquier afección cardiaca, ya que en el momento de la renovación, todas aquellas afecciones pasaron como pre-existentes… ¡QUE HIJOS DE PUTA! (claro, no soy ignorante, eso sucede al pasar de una póliza a otra pero también se que son temas negociables, dependiendo OJO a la habilidad en el manejo de pólizas…) El tema era… ¿donde mierda llevas a tu padre con un cuadro de parálisis facial a las 5 de la mañana, si toda la vida lo llevaste a la clínica más cercana, en la que siempre se atendió, sabiendo que el seguro no te va a cubrir ni un carajo en ninguna clínica privada?
¡Mamá! Este no es un caso cardiaco (eso pensaba yo)… mi papá no puede hablar es neurológico, llevémoslo a la clínica y veamos que pasa… eso hicimos y la naturaleza es tan sabia y el cuerpo humano otro tanto, que no creo haberme detenido a pensar ni por un segundo que era la primera vez que veía a mi padre tan desesperado, escuchándolo balbucear palabras sin poder entenderle, nada fácil por cierto, y aun así no me di tiempo de mirarlo con tristeza o de pensar ¿Por qué? Sólo lo miraba a la cara y demostrándole con mi mirada que todo estaba bien y que nos dirigíamos a la clínica para que todo se solucione.
Esperamos algunos minutos en emergencia, siempre cerca de él, mientras mi hermano, me imagino que por un tema de “protección” prefirió dar vueltas afuera del área de emergencias. Ya cuando el doctor entró y empezó a hacerle las preguntas de rutina y él no pudo responder claramente, balbuceando y demorándose en responder… ¡me quebré! Tuve que salir corriendo para que ni mi padre ni mi madre me vieran… lloré … y lloré muchísimo, por que era increíble escuchar a alguien, que hasta hace unas horas estuvo bromeando y jugando conmigo, a quien toda la vida admire y ¡¡¡SIGO ADMIRANDO!!! A quien siempre que algo me resultaba difícil o nuevo buscaba para que me ilumine la mente… de pronto escucharlo hablar como un bebe que intenta pronunciar sus primeras palabras por primera vez.
Luego de este necesitado desfogue, lo siguiente era pasarlo a UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) y fuimos nosotros quienes informamos a la clínica nuestro “pequeño” problema con la póliza de mi padre… de no haberlo hecho, hubiera pasado lo de la anterior vez, en donde al final de la hospitalización nos informaron que nuestro seguro no cubría nada por que su problema cardiaco era pre-existente ¿Cómo? ¡!!!!! Se tuvo que pagar el 100% de todo. Antes de que pase lo mismo informamos a la clínica y el pase de mi padre a la UCI se detuvo mientras esta compañía respondía en que % nos cubría… Al final decidimos que pase a UCI mientras ellos se encargaban de pasarlo COMO LEEN al seguro social. (No teníamos otra salida) ni siquiera la clínica nos podía dar un aproximado del costo si lo dejábamos, por que como todos saben “nunca se sabe… depende de la recuperación del paciente” (siempre incierto claro)
Y pensar que en un momento pensaba decirle a mi madre ¡Llevémoslo a una mejor clínica! y resultó que finalmente lo estábamos trasladando a un hospital (en Perú la diferencia entre clínica y hospital es que la última es estatal)
Sólo mi madre y yo nos quedamos para vivir ese momento… (Mi hermano tenía que trabajar) nosotras también, pero mi ventaja es que soy independiente y mi mamá, la esposa. hicimos el traslado en ambulancia y felizmente pudimos ir las dos con él. En el momento que bajamos a mi padre de la ambulancia yo atendía una llamada en el celular y mientras iba entrando a la sala de emergencias la boca se me iba abriendo más y más y me quede sin palabras… tuve que colgar.
No lo podía creer… no podía creer que hayamos terminado en un lugar como aquel… no habían suficientes camas cuando veía que pasaban de la camilla de la ambulancia (A1) a una de las camillas disponibles de aquella sala de emergencia, iba sintiendo como se me escarapelaba el cuerpo… Habían en aquella sala mas de 10 personas sumándole los familiares de cada uno de ellos y no se cuantos mas pacientes quizás no tan graves… los mismos pacientes cargaban sus sueros y muchos estaban sentados en bancas de maderas despintadas a falta de camillas, las cuales eran compartidas por los familiares, otros en sillas de ruedas y todo abarrotado de personas.
Entramos a dicho lugar cerca de las 4 de la tarde y desde esa hora esperamos a que lo trasladen a cuarto, pero… nada sucedía.
¿A que hora lo pasan a cuarto? Esperen un momento nos decían… pero ya había pasado una hora y todo seguía igual. Venían “doctores” uno tras otro y le seguían haciendo las mismas estúpidas pruebas y preguntas… Hasta ese momento mantenía la calma pensando en que la ineptitud y dejadez (sin hablar de la negligencia) era normal en una entidad pública.
Seguía manteniendo la calma, hasta que por enésima vez me acerque a mi padre y sentía que estaba hablando peor. Fue cuando me di cuenta que no le estaban administrando medicamento alguno y que seguían dándole ese estúpido suero… Decido entonces acercarme a la enfermera de turno y pregunto ¿Señorita, me puede decir que medicamentos le están aplicando a mi padre? No veo que le hayan aplicado nada y mi papa necesita que lo mediquen inmediatamente. Ya eran cerca de las 10 de la noche y mi padre seguía tirado en esa camilla… sólo le habían pedido unos análisis y eso había sido todo…
La mujer respondió: ¡su papa ya esta atendido hay pacientes más graves! Me quede helada ¿Cómo? Insistí. ¿¿¿¿Le he preguntado en que momento van a atender a mi papá???? Ya le dije señorita, espere afuera que acá sólo puede estar un familiar!!! ¿Cómo? Pues no! ¡Acá me quedo muchas gracias! Respondí totalmente enardecida y fastidiada por la ineficiencia en el momento de entregar información, sólo necesitaba que me den información ¡No pedía más que información! ¿Cómo puedes estar desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche con tu padre en situación crítica y sin nadie informándote de su situación? ¿Cómo no perder los papeles y sentir impotencia si nadie te dice los pasos a seguir o lo que harán con él? A pesar de toda aquella falta de sensibilidad y empatía, aquella mujer se atrevió a responder e intentar iniciar una discusión inútil con el afán de demostrar que por el simple hecho de trabajar en aquella entidad pública, quizás podía sentirse con cierto poder sobre los pacientes y familiares (clásico comportamiento del común empleado del estado) respondiéndome: Ah no, no tengo que ver su cara. No quise quedarme callada replicando: ¡no se preocupe no la va a ver! Alzando mucho más mi voz. Fue lo último que dije pues quería dejar en claro que no iba a permitir que nadie me aleje del lado de mi papá, no en esos momentos y mucho menos sabiendo que no tenía asistencia de nadie y que si no veía por el nadie lo haría (lógicamente aparte de mi mamá).
Decidí hablar con uno de los doctores… OTRA MALA DECISIÓN
Hice cola como si fuera paciente y llegado mi turno mamá y yo entramos a lo que parecia ser un improvisado "consultario" al que entran diferentes doctores cada 4 horas aproximadamente, al vernos nos dijo ok, tomen asiento y rápidamente le dije: el paciente es mi papa hemos entrado a las 4 de la tarde, son las 9 de la noche y no nos han dado hasta el momento ni un solo informe, no tenemos idea de si lo han medicado o no, o si ya van a empezar a hacerlo y de que manera, nadie nos dice nada. Nos miró…. e inmutable nos dijo: tengo que atender un paciente y luego paso a verlo. ¡Pero si ya lo habían visto como 3 médicos! ¡Sólo necesitamos que nos de información! Bueno termino con el paciente y voy a ver a su padre. ¿En cuanto tiempo? repliqué, ya que esa respuesta nos la habían dado más de una vez, mi capacidad de frustración estaba jugándome una mala pasada (ya que no la tengo)… ¡Mientras mas tiempo me quede con ustedes mas me voy a demorar! ¿En cuanto tiempo va a terminar su cita? algún estándar tendrá, ¿10 minutos, 1 hora, 3 horas? Necesitaba respuestas concretas, luego de más de 5 horas de espera ya no soportas respuestas vanales. Termino con el paciente que ha hecho su cola y voy a verlo. ¿Que ha hecho su cola? sentia que me estaba acusando de violadora de espacios y vias regulares, yo también había hecho mi cola. Yo también he hecho mi cola y por eso estoy aca. Dije ya bastante indignada OK, me dijo. ¿Cual es su nombre? Pregunté tratando de persuadirlo y de demostrarle que no estaba hablando con una persona que no conocía sus derechos, ojo iguales que los de los demás pero que quizás no tenía temor de ningún tipo, fue cuando me dijo su nombre: Doctor Canchaya. (Ahora me pregunto… ¿doctor? Y es que ¿No se supone que los doctores están para atender y ser empático con la situación no sólo del paciente si no también del familiar? Ese, lo lamento si hiero susceptibilidades ¡No era un doctor! (al menos no con vocación))
Salí con una mayor frustración que la que me llevo a tocar las puertas de aquel doctor…. Aguante sólo unos segundos y totalmente frustrada empecé a desahogarme… me senté junto a una imagen de la virgen y empecé a llorar… ¿Dios por qué tanta persona inepta ineficiente?…¿Cómo puede ser posible que lesiones tan simples, fracturas tontas y casos de rutina sean atendidos más rápidos que casos como los de mi padre?… y es que sentía que lo habíamos llevado a la boca del lobo, que en vez de una mejoría le estábamos ocasionando un daño, que nuestra decisión fue negligente.
Recién a las 12 de la noche nos dieron (no, un cuarto No: en los hospitales no hay cuartos) ¡una cama!
Durante todo este tiempo esperando en emergencia, me di cuenta de la naturaleza de estos servicios… y del origen de las personas que utilizan con más frecuencia el mismo. Y no entiendo como es que aquellos que más lo necesitan son los que peor trato reciben. Y pasa más por el tema de que las personas que menos tienen, sienten que tienen menos derechos. ¡¡¡QUE ABSURDO!!! ¿¿Quién dijo que el derecho lo compra la plata?? Sin embargo el perfil de estas personas tiene estas características, ya lo dice nuestro mismo himno nacional "largo tiempo el peruano oprimido" (y vaya que muchos por su condición siguen sintiéndose oprimidos)… y si les dices: NO SE PUEDE SEÑOR, ellos simplemente bajan la cabeza y se quedan tranquilos. Pero NO…. Gracias a dios crecí dentro de una familia de clase media y pude educarme y llegar a ser profesional y conozco perfectamente mis derechos y se lo que me corresponde y no puedo tolerar un ¡NO SE PUEDE! O un reincidente ¡ESPERE NO MAS!… ¡no! Y el saber luchar por mis derechos que son iguales a los de cualquier peruano, rico o pobre, me dio más minutos con mi padre y mayor rapidez en la atención.
El resultado: Nos quedamos hasta las 3:30 de la mañana en el hospital, el hambre ya no existía y el sueño tampoco. Luego de intentarlo caí dormida y a pesar de lo avanzada que estaba la mañana al día siguiente, el cansancio no había desaparecido.
Primera visita
Antes de seguir debo de informar lo que muchos peruanos o limeños ya saben, en un hospital las visitas tienen horarios y son restringidas y si eres menor de edad están prohibidas y sólo pueden entrar dos familiares por paciente. Como se imaginaran, las visitas sólo fuimos (al menos los primeros días) mi mamá y yo. Apenas entramos queríamos hablar con él doctor, pero claro, para eso también habían horarios y tuvimos que esperar por el horario establecido. Llegado el momento el doctor de turno nos dijo lo mismo que nos dijeron el día anterior en la clínica El caso está controlado, presenta una isquemia leve pero tenemos que ver los resultados de la tomografía para ver si efectivamente ha habido sangrado en el cerebro y la presión no la vamos a controlar por ahora por que primero tenemos que estabilizar su corazón.
Mi padre estaba más tranquilo pero el ambiente alrededor era muy desolador, los urinarios estaban al lado de cada enfermo, el olor era repugnante de tal forma que tenía que sacar perfume y rociarlo en toda la zona (pequeña por cierto) que rodeaba a mi papá. Mi mamá tenía que limpiarlo y bañarlo, lavarle los dientes y cambiarle la ropa. Las enfermeras sólo le suministraban las medicinas y se encargaban de pedirles a los familiares que se hicieran cargo de sus enfermos. Recuerdo claramente como una de aquellas le dijo a un familiar de un paciente muy mayor y con un cuadro severísimo de asma ¡El familiar está pintado aquí no hace nada! Y sin responder nada el familiar a quien aquella mujer hacia referencia se quedaba mudo y con la cabeza gacha. Este tipo de humillaciones y falta de amor por el trabajo que les tocaba hacer se repetía una y otra vez y no, no crean que ganas no me faltaban de ponerlas en su sitio a cada una de ellas, pero yo ya tenía mis batallas particulares.
No pretendo narrar todas y cada una de las visitas, fueron prácticamente iguales.
La angustia
Esta se convertía en la primera vez que experimentaba aquella sensación de angustia por la salud de mi padre. Durante todo este tiempo comprendí lo que muchos doctores del sector privado afirman acerca del sector público: El paciente en este último siempre empeora y se termina perdiendo. Lo se, gracias a dios en el caso de mi padre no pasó esto último pero sentí en muchos momentos que no hacían nada por él.
Al tener visitas restringidas tienes la desdicha de presenciar escenas trágicas y desalentadoras. Desde el primer día veía casos perdidos, llantos, llamadas de familiares a otros familiares dando la mala noticia de la muerte de algún pariente, traslado de cuerpos a la morgue, entregas de certificados de defunción… y yo teniendo a mi padre ahí dentro sin saber como iría a responder al día siguiente. No recuerdo haber estado tan angustiada en mi vida por mi papá, cada llamada por la mañana al teléfono de la casa nos hacía saltar tanto a mi madre como a mí, el stress y los nervios fueron pan de cada día.
Recordando que tengo a alguien quien siempre me escucha
Dos días antes del cumpleaños de mamá pensaba en el daño emocional que podría significar para mi papá estar aún internado en el hospital en el cumpleaños de su esposa y fue cuando decidí orar por eso. Hable con él señor, hable (por que es lo que mejor hago) y le explique por que quería que papá salga de una vez de ese lugar.
Un día antes del cumpleaños de mamá y en el camino al hospital pensaba si seria bueno dada la circunstancia de reconocernos solas en esto y sin el apoyo de pepe (mi hermano) ir llamando al taxi para que no nos hagan esperar mas de una hora por la noche, que era cuando nos regresábamos a casa. Cuando algo me dijo, mejor esperemos a llegar a ver a papá quizás lo den de alta, aunque por dentro pensaba No, no creo, ya nos hubieran avisado…
Apenas llegamos entramos al pabellón en donde se encontraba y al a papá inusualmente sonriente le dije: ¿y a que se debe esa sonrisa? (feliz por supuesto) y le dice al oído a mi mama (me dieron de alta) y mi mamá me mira sorprendida y con una amplia sonrisa en el rostro… Dice que lo han dado de alta. ¡¡¡No!!!! ¿En serio? Con la mejor de mis sonrisas ¿de verdad? ¡Mamá corre y habla con la enfermera! A los segundos retorna y me dice con una sonrisa de satisfacción ¡Si! ¡Lo han dado de alta! Que maravilla…
En ese momento llame a nuestro taxi y pedí un servicio al instante.
Fueron finalmente 8 días de angustia, malas noches, frió y discusiones con todo aquel que trataba de comportarse como aquel que te hace un favor, sin tomar en cuenta que gracias a todos los que están en ese lugar pueden comer, vestir y dormir. Mi padre estuvo en el 4to piso, luego en el 5to paso un par de días en la UCIN (unidad de cuidados intermedios) y por último terminó en el 7mo piso, para luego terminar en la sala de la casa respirando nuevamente el aire de los Ladrón de Guevara… mirarlo con aquella sonrisa mirándonos y reconociendo cada rincón de nuestro hogar fue el mejor regalo de cumpleaños para mamá y para mi también, fue lo mejor de este agosto tan frió y tan triste después de tener que experimentar la desgracia que te toca vivir cuando lamentablemente no tienes más opción que utilizar ese pesimamente rotulado Seguro Social.
nAT
Agosto 2007