lunes, 17 de diciembre de 2007

Apelando a ese remordimiento

Desde hace unos cinco años un grupo de amigos nos reunimos siempre para regalarle a los niños (en primera instancia) de la calle; chocolate, panetones y juguetes por navidad.

De hecho las cosas han ido mejorando con los años y la misión también y cada año que viene nos proponemos llegar a más niños y de sitios cada vez más alejados.

El día de ayer un par de amigos y yo emprendimos un pequeño viajecito hacia el norte de la ciudad (afueras) en busca o al encuentro de una zona (de más está decirles) pobre, en donde una persona nos esperaba para llevarnos al punto exacto en donde dedicaremos todos nuestros esfuerzos este año; con el afan de regalar más de una sonrisa (quizás 200) en una fecha tan especial en donde poco o nada conocen de toda esa carrera consumista en la que nos vemos inmersos semanas antes de que este bendito 24 de diciembre nos toque la puerta.

Ya en el camino empiezas a preguntarte como es que toda esa gente vive de manera bastante distinta (sin que eso signifique más o menos comoda o feliz) y tan pero tan lejos de donde tú y tu entorno se situa, ya en el camino empiezo a meditar y a asimilar como es que muchas veces te encuentras compartiendo tu día a día (estudios, trabajo, etc) con personas de aquellas realidades y sin si quiera tomar en cuenta tal distancia casi abismal en el confrontamiento de realidades.

Es entonces que llegamos al lugar preciso y es cuando empezamos a ascender hacia la zona elegida y a descubrir como es que más de 80 familias pueden vivir de la forma en que viven y siempre mostrando una sonrisa en el rostro, siempre amables y dispuestos a colaborar y claro que si, a recibir apoyo también.

¿Cuantos niños serán? ¡300 aproximadamente! tratamos de disimular nuestro asombro pues en realidad estabamos esperando quizás una cifra tipo 150 pero no ¡300! sólo dijimos: Nos queda una semana de bastante trabajo.

Quizás por eso hoy estoy escribiendo con ese mañoso afan de entrar en sus conciencias y lograr que alguito de remordimiento luego de haberse comprado tanto zapatos, ropa, perfumes, nuevos celulares, Ipods o incluso nuevas laptops y se porten con la causa. Quizás sólo estamos apelando a ese remordimiento generado por el hecho de saberse quizás un poquito más beneficiados por la vida. Sea como sea la ayuda siempre es y seguirá siendo más que bienvenida.

En la próxima entrega sabrán como resultó todo este nuevo esfuerzo por año consecutivo y en compañía de amigos que sin importar las fechas, el tiempo y los gastos; se ponen la causa al hombro y apoyan sin "reclamar" ¡¡¡GRACIAS CHICOS!!! sin ustedes nada sería posible.

nAT
Dic/07

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