lunes, 25 de febrero de 2008

Volar en avioneta

Pero no ayer, vole en avioneta pero tampoco hace un mes... en conclusión, sería mejor no recordarlo, dados los nefastos resultados de aquella experiencia.

Iniciando con la selección de pasajeros, dos parejas y el piloto... ¿Y qué pareja no quiere viajar o pasar por dicha experiencia juntos? tomando en cuenta que recien llevaban 6 meses de relación... "... Ustedes eligen que pareja se separa..." Que ganas de decir: ¡Pues, nosotros no! Pero estar de novia de un inglés te da esas experiencias de reafirmación en la cultura be polite all the time... que claro, mejor fue decir, "... Vayan ustedes juntos, llegaron antes que nosotros; no sería justo separarlos nosotros que llegamos después..."

Pero claro todo sacrificio conlleva ciertos premios: ¡IR DE COPILOTO! vaya premio... (si no; pregúntemosle al piloto) tres turistas: una peruana y dos alemanes, ¿piloto? peruano también, Idioma elegido: Inglés, por supuesto.

¿y de que iba este vuelo? Ya se, y mis disculpas por no aclararlo desde un inicio, y es que el tema principal no era ese, mas bien, simplemente mi experiencia en avioneta. Pero ¿cómo omitir tan cómica narración de lo que vendría a sobrevolar minutos seguidos?

Las lineas de Nasca (y sí, se escribe con S... no con Z) venían siendo nuestra mayor prioridad y no podía creer que finalmente dicha experiencia me tocara vivirla kilómetros arriba y sin tomarle la mano al que viene llevándose de lejos el título ese (del que ya hablé en otra(s) entrada(s)).

Que coraje si además se debe tomar en cuenta que de uno depende el ponerse el cinturon de seguridad (nadie te lo pedía...) y con una de las alas a centímetros de distancia de mi pequeñísima anatomía dado lo inmenso del paisaje que se venía poniendo frente a mis ojos.... ¿Qué si tenía miedo? ¡CLARO QUE SI! y es que no tiene ni punto de comparación el treparse a un avión por de más seguro, con cientos de pasajeros al rededor tuyo y en donde no sientes como una hélice va dando vueltas, ni escuchas el ruido del motor, en donde; siendo más concreta, no tienes una pista de despegue frente a tus narices ni al copiloto a tu costado casi rosándote los brazos.

Había que despegar en algún momento... y así sucedió... y sin tener a quien presionarle las manos (él estaba sentado al lado de otro piloto), él tampoco tenía a quien presionárselas, por que mientras la avioneta; que venía siendo la protagonista de mi primera vez en aparato volador tan pequeño; despegaba, la otra protagonista (la de su primera experiencia) andaba aún en los preparativos de despegue...

Vualá.... Ahi estaba yo, en pleno aire y montada en una avioneta que se movía peor que combi de la av. Canadá con más de 20 pasajeros, con el corazón en la mano y con la mente en ese pensamiento: "... Mejor me quedaba en tierra firme..."

Ya arriba decidí hacerme de la "mente gorda", omitiendo cada pensamiento negativo y tremendista que asaltaba cada segundo mi ya bastante perturbada imaginación; con un paisaje maravilloso, aunque mucho más inmersa en la menuda tarea de encontrar por fin aquellas famosas líneas... claro, claro... tenía a mi guía al costado y había que esperar que las ubique y pues (bien positiva yo) nos las explique.

Depronto una voz algo baja nos sorprende con un "Astronaut" "Astronaut" ¿Qué diablos? mientras trataba de digerir aquel Astronaut... la avioneta iba entrando en una súbita carrera por demostrarle a sus pasajeros (léase: NOSOTROS) de que estaba hecha y de que era capaz... ¡Como si a alguno de nosotros nos sobraran ganas de averiguarlo!... sin lentes y desde tan arriba no veía ni una puta sombra de algún astronauta... Como odié a aquél astronauta... "... Pues no lo veo...", tuve que decir (donde mierda está, decía para mis adentros) y claro, cómo no... Aquel muy amable piloto dijo: "...No te preocupes, ahora giro para tu lado para que puedas observarlo mejor..." Noooooooooooooooooooooooooooooo (muy tarde) ya estaba de lado viendo como todo mi cuerpo iba yendo hacia abajo y de lado derecho... con un astronauta impavido trazado en líneas sobre las faldas de un cerro al que todo mi organizmo se dirigía en línea recta y a la velocidad de un rayo. Y cuando digo todo mi organismo, hablo de TODO, incluso del alimento que aquél necesita para susistir; y por supuesto, ni las líneas, ni el piloto llevaban culpa alguna en mi falta de criterio a la hora de decidir disfrutar del desayuno bufete que el hotel en donde me hospedaba servía cada mañana.... ¡Sólo a mi se me ocurre experimentar aquel placer el día que tenía vuelo en avioneta! ... Menudísimo error...

A partir de ese momento entre en una especie de carrera contra la gravedad intestinal o quizás sería mas apropiado "estomacal" ¿Qué quedaba? Concentración (nuevo objetivo) "Líneas de Nasca" que para eso estaba yo ahi... mientras pensaba... "... que sabia decisión el no pedir la cámara...", que con las justas me quedaban fuerzas para que con la mano derecha me sostenga del agarrador y con la otra del asiento... sólo deseaba que se acabe... y que las 300 líneas se conviertan en una.

"... Que se acabe..." "... Que se acabe..." ¡por dios! ...Era lo único que pasaba por mi mente "... olvídate de tu desayuno, no pienses en cómida... olvídate..." y mientras más pensaba en no traer a la mente el tremendo festin que mi estomago tuvo el ¿placer? de disfrutar quizás una hora atráz; más imágenes de aquella inapropiada tostada (que digo tostada... TOSTADAS) francesa bailaban por mi cabeza.

Cuando ya pensaba: "... Todo lo tengo dominado, No hay avioneta ni desayuno que pueda conmigo..." cierto movimiento en la parte trasera me perturbo mi ya lograda paz mental, cierto indicio de fastidio... ¿Y qué más podría narrar? ¡No hablo ni un poquito de alemán! Con el apresuramiento del piloto en busca de "algo", pensé: "... Quizás la alemana viene pasándola mal..." Al descubrir que ese "algo" resultaba ser una bolsa, bastante solicitada diría yo, (y es que se tardó algunos minutos en aparecer); Sonreí pensando "...Ella no pudo con la batalla..." y justo cuando mi mente sarcástica osaba en dar aquella manifestación, justo en aquel momento; empiezo a sentir como mi boca es invadida por cantidades industriales de ese líquido elemento mejor conocido como saliba y pienso "...por la puta madre..." ¿Qué mierda me hago yo con estas ganas que tengo de arrojar si no hay una puta bolsa más en esta avioneta? "... Me tengo que aguantar... no hay donde arrojar... no me queda de otra... ¡Respira profundo!..." ¡¡¡Que ya se acabe por favor!!! y quizás sin yo notarlo, ese grito mental fue más que evidente; al verme tropezando mi mirada con la del piloto y recibir tan innecesaria, indiscreta, desubicada y quizás también odiada pregunta: ¿te sientes mal? No lo puedo negar, quería decir que no, quería sonreir y decir "... No, todo bien..." pero mi organismo me dominó por completo y con casi una lágrima en alguno de mis ojos apareció un bastante tímido: ¡Si! Y mi mente, ya bastante ofuscada y resentida para ese entonces; sólo le decía (mentalmente, obvio) al piloto: ¿Y ahora que mierda vas a hacer... si no te quedan más bolsas? Pero peruano; como todos, buscó la forma, la manera, la solución más a la mano: "la bolsita de algodón" (no hay nada que no podamos arreglar utilizando esa clásica estrategia del parchado momentáneo)"; y sacando todo el contenido de diminuto empaque, sin algún parpadeo de por medio; me la ofreció, sin siquiera tomarse la molestia de quizás intentar imaginarse ¿Cómo arrojas en una bolsa que no tiene mas de 6 cm. de diámetro?. Ok sí,
soy peruana también .... me las ingenié ... y cuando menos lo esperaba pero más lo deseaba, todo aquel ensayo y desafío que me atreví a realizar por la mañana en horas del desayuno, terminó depositado en una minúscula bolsa de algodón (PERUANO también); acabando con toda la ilusión que me venía haciendo sobrevolar aquellas enigmáticas e increibles Líneas de Nasca.

nAT
02/08

No hay comentarios: