Del compromiso y sus piedras

Aj!!! casi arrojo en la cara de una pareja tan encaramelada cuando ella le preguntaba a él, ¿ya me compraste el anillo? y él con cara de hombre malsonsete, con el rubor en los cachetes y la mirada un tanto perdidona; responde un súper tímido y bajísimo SI... ella lo mira (me imagino que enamorada) y le planta un beso en los labios...

No lo soportaba, tuve que salir corriendo de la tienda...

¡Quisiera entender cual es la importancia del diamante! es que la verdad.. gastarme más de 1000 dólares en una diminuta piedra (que no distinguiría nadie más allá de 2 metros de distancia), me viene pareciendo la tontera más grande del mundo... Insisto, al diablo con esa estúpida tradición... a mi con un circoncito simple me bastaría... y en plata por favor (que odio el oro en todas sus presentaciones) DIOS MIO, que barata puedo ser... Pero es que una piedra es un piedra y amerita ser GIGANTE.

Por último, no me sentiré menos mujer o menos amada por el tamaño de la piedra ¿o sí? ... Seguro muchas me dirán que sí... OBVIO QUE SI, a mas grande la piedra, más es el amor que me tiene... INSISTO, ME DA NAUSEAS.

Francamente el anillo, los aros y toda aquella huachafada me tienen súper sin cuidado, ¿será que me vengo sintiendo tan alejada de aquella realidad?

Sin piedra o con piedra... yo sigo amando el compromiso, pero ese que se hace del alma, del corazón y no del tamaño, color o pureza del brillante.